La inteligencia cultural: es la capacidad que tienen las personas para relacionarse efectivamente con personas de otras culturas. Al hablar de cultura no se piensa únicamente en nacionalidades; ya que la cultura está compuesta por los valores, actitudes, creencias y comportamientos que son compartidos por un grupo de personas. Cuando se habla de cultura también se habla de culturas organizacionales, profesionales y de todas aquellas que identifican los grupos a los que pertenecemos. Por ejemplo, cada empresa o universidad, tiene su propia cultura, cada departamento de Guatemala, tiene sus costumbres, sus creencias.
Todas las culturas tienen un aspecto visible y uno invisible. Dentro de lo visible se puede mencionar: el aspecto físico que incluye como se visten las personas, el corte de pelo, las tradiciones, los símbolos usados en camisetas o en la forma de expresarse, los libros que se leen, la música que se escucha.
Dentro de lo que no es tan visible se incluyen los valores, creencias y perspectivas de la vida así como del mundo. Por lo general, la gente busca relacionarse con personas de las mismas culturas porque comparten todos estos códigos. El problema se crea cuándo las personas se encuentran con otras de diferentes culturas, no les es fácil entenderlos porque no piensan o actúan de la misma forma. La inteligencia cultural permite tener la capacidad, flexibilidad y amplitud para lidiar efectivamente con estas diferencias. Para ello es indispensable comprender que ninguna cultura es superior, mejor o peor que otra y que el poder entender las diferencias, aunque no se compartan, permite coordinar acciones con personas de culturas diferentes para alcanzar fines en común.
El primer paso para desarrollar la inteligencia cultural implica reconocer los valores propios, las creencias y actitudes así como aceptar que no son los únicos válidos. Hay otras maneras de ver la realidad y en la medida que se puedan entender esas diferencias, las personas pueden relacionarse con las demás de manera más efectiva. En otras palabras, la empatía, permite ver y entender las necesidades de otras personas. En la medida que somos conscientes de los “filtros” que usamos para ver la realidad de acuerdo a nuestras perspectivas de vida, podemos explorar maneras alternativas de entender la realidad, lo que facilita el comportarnos sin miedo a perder algo al aceptar esas diferencias. Esto requiere humildad, curiosidad, flexibilidad, así como la capacidad de notar las diferencias culturales, lo que implica tomar riesgos y equivocarnos en el intento de acortar esas distancias culturales.
En el proceso de desarrollar la inteligencia cultural hay ciertas actividades que pueden ayudar. Por ejemplo, desarrollar amistades con personas de otras culturas, viajar a otros países y conocer gente, ver películas o leer libros que nos permiten saber cómo viven y piensan personas diferentes a nosotros; éstas son maneras de desarrollar la inteligencia cultural.
El sentirse cómodos haciendo preguntas que permitan entender mejor a los otros y prestar atención no solo a lo que se dice sino también a lo que no se dice o cómo se dice, puede dar información útil para entender mejor a personas que pertenecen a culturas diferentes de las nuestras.
Perfiles de inteligencia cultural y programas de entrenamiento:
o El provinciano: puede ser eficaz trabajando con personas de origen similar pero tienen problemas cuando se relacionan con otras personas.
o El analista: de manera metódica puede descifrar las reglas y expectativas de una cultura extranjera.
o El natural: confía en su intuición antes que en un estilo de aprendizaje sistemático.
o El embajador: Puede no saber mucho sobre la cultura a la que acaba de ingresar, pero comunica de manera convincente que pertenece allí.
Los Programas de entrenamiento sugeridos para el desarrollo de la Inteligencia cultural están dirigidos principalmente a empresarios que desean iniciar o mejorar sus negociaciones internacionales y deberían contener al menos los siguientes elementos:
• Primera parte: Identificación de las fortalezas y debilidades de cada uno de los Participantes basándose en ciertos parámetros de la Inteligencia Emocional.
• Segunda parte: Proceso por pasos de mejoramiento de la Inteligencia Cultural:
o Paso 1: Auto evaluación del grado de Inteligencia Cultural de cada Participante. Determinar las fortalezas y debilidades. Ponerse a prueba con ejercicios de simulación.
o Paso 2: Focalizar los aspectos más débiles de la Inteligencia Cultural en sus tres componentes: el cognoscitivo, el físico y el emocional.
o Paso3: Capacitación individualizada y participativa para superar las debilidades y poner a prueba las fortalezas de cada participante. Aquellos que tengan fortalezas en uno de los componentes de la Inteligencia Cultural la mostrarán y enseñarán a quienes tengan debilidades en ese componente.
o Paso 4: Apoyo profesional complementario durante el proceso de capacitación participativa.
o Paso 5: Puesta a prueba de lo aprendido e identificación de lo que aun requiere de capacitación en cada participante. Se reevalúa lo aprendido y se complementa las áreas que requieren de mayor esfuerzo. El que es fuerte en mímica enseñará a los que son débiles en ese aspecto. Los mejores en análisis, harán lo propio con los que lo requieran, etc.
o Paso 6: Reevaluar las habilidades recién desarrolladas y validar que tan efectivas han sido en el nuevo entorno.